Un 2014 intenso y duro como ningún otro año.
Desde noviembre del 2013 hasta junio del 2014, estuve involucrada en el proyecto TIT@ Educación Digital para todos, convenio que firmó la Universidad del Valle con Emcali. En el primer semestre del 2014 desarrollamos los materiales de trabajo para los cinco momentos que conformaron el diplomado de Formación Pedagógica Mediada por TIC, la "primera fase" piloto de cualificación para 546 profesores de educación básica y media en cinco instituciones de la ciudad de Santiago Cali. 540 de ellos, recibieron su certificación por haber cumplido sus responsabilidades y haber obtenido los logros para otorgarles el diplomado, graduación en una ceremonia formal, el lunes 1 de diciembre del 2014, en la Universidad del Valle. Ese día fue muy agradable ver reconocido el tesón y el esfuerzo de los 20 formadores que estuvieron en esa primera fase, maestros entregados, comprometidos con su labor. Y también de los 540 maestros que se comprometieron de diversas maneras, para culminarlo.
En ese proceso recuerdo etapas y momentos de todo tipo: álgidos, incómodos, satisfactorios, alegres, y tristes. Tal vez el más triste de todos, fue aquella noticia sorpresiva de la partida definitiva del profesor Octavio Augusto Pabón Ramírez, ese sábado 3 de mayo de 2014, esa noticia fue tan demoledora e intempestiva, que volvió tan inexplicable y absurda la muerte. Octavio en ese momento era el líder pedagógico y con su capacidad conciliadora, compromiso y buen ánimo lograba ser compañía en los momentos más difíciles que tuvieramos que enfrentar, su generosidad al compartir sus conocimientos convertían la labor y plazos perentorios en una posibilidad para crecer, aprender y trabajar en sacar metas conjuntas, su trato respetuoso y sus innumerables cualidades hacían que uno se sintiera cómodo y contento, a pesar de las dificultades que se iban presentando en el desarrollo del proyecto.
Recuerdo de manera muy grata esos escasos momentos de tomarnos un café o en el encuentro en la cafetería en el almuerzo en los que Octavio me contaba de sus proyectos personales y profesionales, de su amor por su hijo Miguel, por sus amores y desamores, por el cariño a sus amigos entrañables y por su ilusión en la convocatoria y nombramiento como profesor del IEP. Así que su partida me corroboró lecciones olvidadas y es que en el agite del día a día, en medio de la presión laboral, hace que lo más importante quizás... sean esos momentos en los que podemos conversar con amigos, compañeros de labores y familiares, sobre las motivaciones e incertidumbres de nuestra inexplicable naturaleza humana que nos hace compromoternos en distintos níveles con los otros y con nuestra labor diaria.
Al escuchar algunas concepciones, percepciones y creencias, un tema que le encantaba a Octavio y que trabajó muy juiciosamente para uno de los momentos del diplomado, escucho en silencio, algunos juicios de profesores sobre el diplomado o sobre el proyecto TIT@, a razón de comentarios expresados por maestros involucrados directamente en el proceso de formación de esa primera fase, que confirman una de las tesis que conversabamos una y otra vez con Octavio, en el sentido de que las transformaciones dependen en gran parte de la actitud, las motivaciones internas y la disposición que tengan las personas y que conlleve a un cambio también en las prácticas y en las rutinas diarias.